sábado, 29 de septiembre de 2007

El vuelo de los otros

El jueves, después de deambular por calles que desconocía, llegué al Geriátrico Tiempo Presente, que está en el Barrio Cristalería, de la ciudad de Rosario. Llegué ahí por comentarios de Andrea Boffo, quien asiste con su corazón de guerrera a personas que la necesitan, más allá de toda explicación lógica.
Entramos al lugar e inmediatamente acudimos al encuentro de Teresa Ninfa Alemann, 52 años, hermosa mujer de piel dorada, con ojos negros e implacables, que estaba sentada en un sillón al sol, aguardando la explosión de sus arvejillas en plena primavera.
Teresa sufre de Parkinson desde que tiene 28 años, la enfermedad se apoderó sin piedad de su cuerpo, pero con la salvedad de dejar sus ojos intactos y su lucidez absolutamente clara.
Me dijo que vive el día a día, porque no sabe cuánto tiempo más la enfermedad le va a permitir seguir viviendo de ése modo. Me contó de sus sueños, sus anécdotas, su amor, su hijo y ante todo demostró su fortaleza, su escudo, su nave para escaparse de vez en cuando y su única esperanza: Publicar sus escritos para ayudar a las personas que sufren de lo mismo. Aclaró, penosamente "No puedo esperar mucho tiempo, porque es probable que el Parkinson me lleve la memoria y quiero estar lúcida para leer y tocar mi libro".
Le dijimos que haríamos lo imposible para resolverlo, para darle las alas que necesita para iniciar su único vuelo, el vuelo de la vida y la muerte, el vuelo de las posibilidades, del amparo, del afecto de los pocos y las luces de los otros, de los muchos otros que aguardan la mano extendida hacia el infinito.

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